Dos cachondos consumen refrescos en una fábrica abandonada. Las paredes están cubiertas de graffitis, hay suciedad en el suelo... A los chicos les encanta. Les pone cachondos. Uno sabe cuál es su lugar como sumiso ansioso por complacer a su follamigo. No le importa que le escupa un trago de bebida en la cara. De rodillas, adora la polla dura que le presentan antes de que se la metan entera y repetidamente hasta el fondo de su culito apretado y suave...