Era de nuevo ese momento en el que Anubis tenía ganas de probar algo dulce de otro plato. Llamó a un amigo al que echaba de menos desde hacía tiempo para encontrarse en el bosque, pero no le apetecía dejar a Geel en casa. Finalmente se reunió con Zephi en el punto designado, se adentraron en el bosque, Geel le seguía en silencio. Se podía sentir la tensión en el aire entre Anubis y Zephi. Al llegar a un pequeño claro, Anubis dejó a su novio y se alejó con Zephi, pero no demasiado para que Geel pudiera seguir observando. El hecho de que los dos empezaran a tocarse inquietaba a Geel, pero no podía apartar la mirada. Empezaron a tocarse, a agarrarse las pollas palpitantes, a mamárselas de placer. Anubis no tardó mucho en estallar sobre Zephi, gimiendo, por lo que todo el bosque podía oír. Geel temblaba de expectación, pero al final se permitió probar el néctar de sudor de esta experiencia cornuda.